
Durante mi estancia en Tailandia llegó una chica a nuestro piso, Liina de Estonia, para cubrir mi plaza en la escuela de Xiantao. Creo que tanto Liina como Alex trabajaron casi a diario. ¡De menudo lío me libré en la escuela con los cursos de verano…! Al regresar de mi viaje, en agosto, me encontré con que habían redistribuido las habitaciones del piso y con mucho tiempo libre. Al cabo de unos días, Alex se iría a Beijing y a Madrid para arreglar el papeleo de su visado, pero antes, celebramos su cumpleaños. Cenamos los tres en un restaurante japonés, y nos pusimos tibios de sushi. Al acabar nos fuimos a un karaoke. Como solo éramos tres y nos pareció algo aburrido, se nos ocurrió preguntar a un grupo de tres personas para compartir la habitación. Fue una experiencia impresionante y seguro la repetiremos ya que de este modo ahorramos dinero a la par que conocimos gente nueva! Además resultó que una de estas chicas celebraba también su cumpleaños y compartimos el pastel de tiramisú que traía para la ocasión. Al acabar nos dirigimos hacia el Vox, un bar en donde hay conciertos de música en directo, cerca de la lejana parada de metro de 光谷广场, Optic Valley Square a la inglesa. Lo cierto es que conciertos no habían, ni tampoco demasiada afluencia de gente, pero el Dj pinchaba una música súper bailable!
Link al blog de Liina I :
http://liinatravels.wordpress.com/2013/08/13/perfect-night-out-in-wuhan-ask-from-random-chinese-to-join-their-ktv-check/
Liina se quedaría en Wuhan para trabajar en una escuela de la capital, y Lu me ofreció trabajo para dar clases de inglés en una escuela de kindergarten, solo durante los días laborables, de jueves a miércoles, viviendo con el resto de las profesoras de la escuela. El piso era muy grande y acogedor, y las chicas cocinaron la cena para mi también, aunque la habitación estaba algo sucia. Tampoco había colchón, así que usamos dos de las colchonetas con la que l@s niñ@s juegan en la escuela para montar mi “cama”. A diferencia de la escuela en Xiantao, en las clases que di en esta escuela habían 3 profesoras chinas en cada grupo, me sentí un poco abrumado con tantas miradas adultas, pero también muy descargado de trabajo: solo tenía que focalizarme en enseñar! Nada de los desgastantes siéntate bien, estar atent@s, … Con solo dos días trabajados, el viernes me informaron que como el parte meteorológico para la siguiente semana se preveía demasiado caluroso, la escuela cerraría… ¡cosas que pasan en China! La verdad es que me dio un poco de pena irme tan rápido de ese centro, ya que en solo unas horas me había encariñado con algun@s de los niñ@s, y dar clases allí era todo un lujazo.
Durante ese fin de semana también tuvimos oportunidad de ir al 欢乐谷,un parque de atracciones de la ciudad, con Liina, Lu, Nick y Taylor, dos profesores americanos que hemos conocido durante nuestra estancia aquí. Tal y como me habían informado en la escuela de kindergarten durante esa semana hizo muchísimo calor, y por este motivo fuimos al parque de atracciones a partir de las 17 de la tarde. La entrada era más económica. Aun y así, vimos que justo al lado, el mismo parque ofrecía entradas para un parque de atracciones acuáticas, pero no llevábamos bañadores ni toallas, así que decidimos dejarlo para otro día. Desde ese día han pasado solo dos semanas y las temperaturas han bajado mucho, el clima es mucha más frío y estará lloviendo toda la semana, así que no tengo muy claro que podamos ir al parque acuático… 😦
Link al blog de Liina II :
https://liinatravels.wordpress.com/2013/08/10/when-was-the-last-time-you-visited-an-amusement-park-had-fun-on-the-attractions-and-faced-your-fears/
Durante el siguiente fin de semana estuvimos con Liina dando unas clases de demostración en otra escuela de Xiantao, con un curioso nombre, en pinyin boya xuexiao博雅学校, aunque oralmente la “b” se pronuncia “p” … En estas demostraciones habían grupos en los que el número de profesoras superaba al de l@s niñ@s asistentes!
Link al blog de Liina III :
http://liinatravels.wordpress.com/2013/08/27/isnt-it-weird-how-fast-we-are-getting-used-to-the-new-environment-and-how-some-crazy-things-in-china-just-dont-come-as-a-surprise-after-a-while/
Vicky, la directora de la escuela nos informó de que empezaríamos a trabajar el 26 de agosto, así que decidí hacer una escapada a la capital del país.
Durante el trayecto conocí a un chico chino estudiando turismo en Argentina, de visita familiar. Curiosidades de la vida hablar con un chino en español… Después de leer, dormir un rato, y ver unas película el viaje se hico mucho más llevadero teniendo a alguien con quien conversar. Después de 6 horas en el tren rápido llegué a Beijing.
Beijing me pareció una ciudad muy bonita. Había escuchado acerca de la enorme cantidad de polución y sobre lo difícil que es ver el cielo azul, pero en mi corta estancia en la capital casi todos los días fueron soleados. A diferencia de Wuhan con sus dos líneas de metro, Beijing está plenamente equipada, algunos amigos me contaron que en cuestión de 5 años se pasaron de 5 líneas, a las casi 14 líneas que hoy en día se encuentran en funcionamiento.

Algo que también me llamó la atención es que vayas donde vayas, el trayecto cuesta lo mismo, 2 yuanes. Pensándolo fríamente en Barcelona funciona igual, pero en Wuhan pagas más o menos dependiendo de a la estación a la que te diriges, así que supongo que me he habituado a que esto sea lo “normal”. Eso sí, en ambas ciudades tardas una burrada en ir de un extremo a otro de la ciudad, y si encima es hora punta, sobretodo en Beijing, las colas para acceder a los vagones y los mismos vagones están abarrotados de gente. Eso fue precisamente lo que me encontré al llegar a la estación de 北京西 y coger el metro a las 19 de la tarde…

Estando aun en Xiantao había estado buscando algún hostel barato en el que alojarme pero viendo los precios y mi limitado presupuesto, me decidí a probar suerte en couchsurfing. Si no conocéis esta página web y sois viajeros deberías ojearla. Entras en la web, haces tu propio perfil describiendo tus hobbies, nacionalidad, lugar de residencia, y detallando la casa en la que vives, en caso de que puedas o quieras alojar a posibles viajer@s… También hay un apartado que te permite realizar búsquedas alrededor de los países que quieras visitar, con el objetivo de encontrar perfiles de anfitrion@s que te hospeden en sus casas. En dichos perfiles se suele describir las preferencias del@ anfitrión@, el género que se prefiere, si se permite fumar o no, si se aceptan niñ@s, animales… así como la descripción del couch disponible, ya sea cama, sofá, o suelo. Mi experiencia en Barcelona fue muy positiva hospedando a gente, pero la verdad es que nunca antes me había decidido a buscar en couchsurfing para costearme la estancia en otra ciudad. Total que enviando varias solicitudes, solo un hombre me respondió. Rápida y escuetamente me dio su teléfono y la parada de metro en la que me estaría esperando a mi llegada. El trayecto no fue muy largo, pero pude comprobar lo atiborrados que estaban los vagones a esa hora, y además cargando la mochila grande en la espalda. Al encontrarme con mi host caminamos durante unos minutos en dirección a su casa, dejamos mi equipaje y me acompañó a cenar unos noodles, hablamos un poco, y volvimos para el cuarto.
Aunque en Barcelona había hospedado a una pareja de Grecia y a dos amigas americanas, mi primera experiencia como surfer en couchsurfing no fue demasiado buena. Durante la cena mi host me dijo que esa noche habría alguien más durmiendo en la habitación. Un chico americano con descendientes mejicanos con el que pude charlar en español. Tenía claro que la habitación que se me ofrecía era pequeña, y que debería compartirla con él, pero lo que me encontré superó en creces mis peores predicciones! La habitación era bastante pequeña y calurosa, sin aire acondicionado, repleta de mosquitos. Dos literas sin colchones y sábanas de invierno sucias. Se trataba de un edificio dormitorio y los lavabos se encontraban fuera. En los retretes no habían paredes para tener un poco de intimidad, y a modo de ducha, solo un pseudo-bidé con un hilo de agua, sin pared alguna. Sentí una especie de frustración por no haber preguntado más detalladamente por las características del piso, pero mi anfitrión tampoco hablaba un inglés lo suficientemente inteligible. A fin de cuentas el ofrecía el espacio del que disponía. Después de pasar la primera noche en Beijing en ese cuchitril, decidí comunicarle a mi anfitrión que en esa noche no había dormido demasiado bien y que me dolía la espalda, así que me despedí de él y del americano y me decidí a usar el 3G de mi móvil para buscar un hostel barato al centro de la ciudad.
Lu me había prestado la tarjeta recargable para acceder al metro de Beijing, y la verdad es que la encontré muy útil para evitar las largas colas cada vez que quería desplazarme de una parada a otra. Me sorprendió que antes de pagar por el importe del billete los pasajeros tenían que pasar por un control de seguridad y escanear el equipaje. El hostel estaba situado en un barrio de hudong 湖东, las casas tradicionales chinas reformado en hostel. Me dieron una cama en una habitación de 4 por 70 yuanes por noche, aire acondicionado, sabanas limpias y sin mosquitos. Dejé mi equipaje y me fui con la intención a visitar la Plaza de Tiananmen.
A la salida del metro un señor inició conversa conmigo en inglés y me indicó que la salida para llegar a la plaza no era la que estaba tomando. Me sugirió visitar la Ciudad Prohibida y me acabó enredando para visitar su escuela de caligrafía y pintura china. No sé como acabé comprándole un pergamino en el que se puede leer “副英格” (英格 ying ge es mi nombre chino, y 副 fu significa suerte ).

Pasear por la Ciudad Prohibida fue como trasladarse a la antigua China, eso si, rodeado de turistas de todas las nacionalidades.
Copio y pego de Wikipedia “La Ciudad Prohibida fue el palacio imperial chino desde la dinastía Ming hasta el final de la dinastía Qing. Se encuentra en el centro de Pekín, China, y en la actualidad alberga el Museo del Palacio. Durante casi 500 años fue el hogar de los emperadores de China y su corte, así como centro ceremonial y político del gobierno chino.


Construido entre 1406 y 1420, el complejo alberga 980 edificios y ocupa 720 000 m². El conjunto ejemplifica la arquitectura palacial tradicional de China1 y ha influido en el desarrollo cultural y arquitectónico de Asia oriental y otras partes del mundo, por lo que la Ciudad Prohibida fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1987.1 Además, está considerado por la Unesco como el mayor conjunto de estructuras antiguas de madera en el mundo.”


En algunos espacios de la Ciudad Prohibida habían curiosos inventos astrológicos de la época, protegidos por enormes cristales, todos sucios por el contacto de la muchedumbre a la hora de sacar fotos. Muy curioso que en Beijing no permiten fumar en muchos de los recintos turísticos, así que todos los mecheros son confiscados. Después de la visita me dirigía a encenderme un cigarro, y antes de llegar a pedirle fuego a otro fumador me percaté de que en la salida de la Ciudad Prohibida habían dos cajas repletas de mecheros para recoger los que se habían confiscado. Obviamente no eran los mismos dos que dejé en la entrada, pero cogí dos también.

En Wikipedia me ha sorprendido ver esto también “El nombre común en español, «La Ciudad Prohibida», es una traducción del nombre chino Zijin Cheng (en chino, 紫禁城; en pinyin, Zǐjìnchéng, literalmente «Ciudad Púrpura Prohibida»).2 El nombre de «Zijin Cheng» es una denominación con significado en muchos niveles: Zi, o «púrpura», se refiere a la Estrella Polar, que en la antigua China se llamaba Estrella Ziwei, y en astrología china era la casa del Emperador Celestial. La región celestial circundante, el Recinto Ziwei (安德森), era el reino del Emperador Celestial y su familia. La Ciudad Prohibida, como residencia del emperador terrestre, era su contrapartida terrenal. Jin, o «Prohibida», se refería al hecho de que nadie podía entrar o salir del palacio sin el permiso del emperador. Cheng significa «ciudad amurallada».3 En la actualidad, el lugar es comúnmente llamado en chino como Gùgōng (故宫), que significa «Palacio Antiguo».4 El museo que alberga el conjunto palacial es conocido como «Museo del Palacio» (en chino: 故宫 博物院, pinyin : Gugong Bówùyùan).”




Lavabo 4 estrellas en la Ciudad Prohibida!
Estaba destrozado, pero justo en frente de la salida del recinto vi una montaña y un templo desde el cual parecía haber vistas a la ciudad, así que hice un último esfuerzo para subir las escaleras. Antes de iniciar el ascenso me entró hambre, y en un puesto de comida dentro del recinto vi a una pareja española intentando comunicarse con el staff del local preguntándoles si el plato de 饺子 jiao zi, o empanadillas, podía ser más pequeño. Hice de traductor y como la respuesta fue un no rotundo, les sugerí compartir la ración. Fuimos hacia la cima juntos e intercambiamos los teléfonos para seguir en contacto.


Después de una ducha y de una siesta reparadora me dirigí a casa de Marco. Marco es un chico de padre chino y madre italiana que conocí a través de Alex en Wuhan y que se mudó a Beijing para trabajar como profesor de italiano. Me invitó a cenar en su casa y a ir a una fiesta internacional en un hotel de la ciudad. Me vino a recoger a la hora acordada en el metro más cercano y me presentó a una amiga suya con la que cenaríamos juntos, Julie. Nos cocinó una pasta deliciosa, nos planchamos las camisas y fuimos para el hotel. Cuando Marco me habló de esta fiesta pensé que sería divertido asistir a tal evento. Nunca antes había asistido a una fiesta de tales características. En la información que me envió se mezclaban varios conceptos, moda, salsa, internacional. Sonaba nuevo y divertido.


El hotel era muy lujoso. Los 80 yuanes que costaba la entrada y los 30 yuanes que me pedían por una agua embotellada hablan por si solos! Nada más llegar a la cuarta planta nos hicieron anotar nuestras nacionalidades e emails y me informaron que una de las trabajadoras era también española. Intercambiamos unas palabras, aunque estaba un poco ocupada trabajando en la fiesta. Una vez dentro del recinto, el organizador del evento nos pidió una tarjeta de presentación para poder participar en un sorteo de regalos, aunque ninguno de los tres disponía de tarjetas.

Aunque el recinto era pequeño, había much@ estranjer@, tod@s muy arreglados. Pedimos las primeras bebidas incluidas en el precio de la entrada y nos sentamos en los taburetes de la barra. El organizador presentó la fiesta con micrófono. El ambiente un poco frío y estirado, supongo que por falta de música de fondo y/o por falta de suficiente alcohol ingerido… introdujo el leit motive del encuentro, la presentación exclusiva de una colección de moda femenina y una demostración y clase de salsa. Las chicas empezaron a desfilar a pie del público, y el público empezó a tomar fotos de las modelos. Al rato la pareja de bailarines de salsa empezaron a contorsionarse en el medio de la pista, y al finalizar l@s más atrevid@s seguimos sus instrucciones para aprender algunos de los pasos básicos del baile. Llegado a este punto todo el mundo estaba más relajado, se olía en el ambiente. 🙂
El tiempo pasó rápido, y a pesar de que no creo que volveré a asistir a una fiesta de ese estilo, me lo pasé bien. Intercambiamos teléfonos con Julie y me sugirió visitar el Palacio de Verano juntos, ya que en los años que llevaba en la ciudad, aun no lo había visitado. Compartimos el taxi y llegando cerca del barrio en donde me alojaba pude ver el ambiente que se respiraba en una de las calles principales; un sin fin de restaurantes con terrazas y luces rojas muy pintorescas.


Al día siguiente, si o si , me dirigí a la Plaza de Tiananmen.
Antes de emprender la marcha cargué combustible en un restaurante muy cercano y comí este platazo de noodles con vinagre y pepino con la mejor compañía para empezar la mañana.


De entrada gratuita, previo control de seguridad de mochilas y bolsos , en la plaza había gente de todas las edades, paseando, sentados, tomando fotos, comiendo,…
De Wikipedia once again: “La plaza de Tian’anmen o plaza de la Puerta de la Paz Celestial (chino simplificado: 天安门广场, chino tradicional: 天安門廣場, pinyin: Tiān’ānmén Guǎngchǎng), en Pekín, fue construida e ideada dentro del plan urbanístico de la capital de China, con la creación de la República Popular de China en 1949, convirtiéndose en símbolo de la nueva China.

Con su construcción se pretendió crear una gran explanada en la que se pudieran desarrollar masivos actos de adhesión política, cuya tradición era inexistente en China, al estilo de los que se realizaban en la Plaza Roja de Moscú en la Unión Soviética. El cuadrilátero de la plaza está construido siguiendo el eje sur-norte de la Ciudad Prohibida. Está flanqueada por dos importantes edificios, de estilo soviético: al oriente el Museo Nacional de Historia y de la Revolución y al occidente el Gran Palacio del Pueblo, sede de la Asamblea Popular Nacional, y cerca de allí el nuevo Gran Teatro Nacional de China.

Se ubica en el centro geográfico y político de la capital china, sobre la Meseta de Loess, la plaza de Tian’anmen es una de las más grandes del mundo, con 880 metros de norte a sur y 500 metros de este a oeste, con un área total de 440.000 metros cuadrados.

Fuera de China la plaza es más conocida por el recuerdo de ser el centro de las Protestas de la Plaza de Tian’anmen de 1989, un movimiento pro democracia que finalizó el 4 de junio de 1989 con la declaración de la ley marcial en Pekín por parte del gobierno y la muerte de al menos cientos de manifestantes”
Tenía muchas ganas de saber si en la capital habría una calle de comida como la de Wuhan, en donde puedes probar muchos platos tradicionales, no solo de la provincia en la que te encuentras si no también del resto del país, pero nadie supo decirme donde se encontraba… me niego a pensar que no existe, así que si alguien tiene constancia que me lo haga saber.
La cuestión es que como no sabía muy bien donde comer bueno y barato hice uso del maravilloso mundo tecnológico y di en internet con un blog de comida buena a la par que económica, con descripciones y fotografías de los platos, así que me fue muy fácil decantarme por un restaurante en el que cocinaban, entre otros, un plato a base de carne de tocino y bambú, y otro plato de taro con una salsa agria y un poco picante.

En la dirección aparecía una parada de metro, el nombre de una calle y el del barrio, así que para el metro me encaminé. Pregunté a una de las trabajadoras del metro mostrándole las referencias que tenía para saber por cuál de las cuatro salidas me convenía más salir, y una vez en la calle, pregunté a dos personas más hasta percatarme de que debía coger un autobús para acercarme al barrio en cuestión. La 13 del mediodía es una hora en la que uno ya ha comido en China, y no es que tuviera excesiva hambre, pero es que en el mismo blog que leí advertían que la cocina de este restaurante cerraba a las 14:30 y ya eran casi las 13:45 cuando me monté en el bus. Al cabo de media hora, tras preaviso de un transeúnte, me apeé del bus, y volví a preguntar para localizar la calle, sin exagerar pregunté unas diez veces! Siendo consciente de que estoy aun muy lejos de dominar el idioma, entender el chino al cien por cien, incluso frases con instrucciones básicas, es algo que me va a costar lo suyo… Llegué a la conclusión de que lo mejor era preguntar a los numerosos barrender@s que trabajan en la calle, y tras cruzar una de las interminables calles principales repleta con negocios de te, por fin di con un barrendero que me supo indicar por qué calle girar. Todo recto a mano izquierda encontré el restaurante! La verdad es que imaginé algo un poco más “cuidado”, el exterior del local daba mucho que desear y de no haber leído por las referencias jamás hubiera entrado a comer, pero lo cierto es que la familia que regenta el local eran un encanto… a pesar de estar ya comiendo no me hico falta insistir demasiado para que me dejaran comer, les dije que había venido desde muy lejos para probar sus especialidades después de haber leído ese blog. Me dijeron que desde hacía mucho tiempo, de vez en cuando llegaban turistas que como yo habían leído ese blog y que se dejaban caer por esa zona de la ciudad, no demasiado frecuentada. Un periodista canadiense lo había escrito. Majisimos, me dieron conversa, y la comida estaba deliciosa. Cuando ellos acabaron de comer, el padre de familia se puso en el suelo, a pelar los taros mientras el resto de la familia hacía la sobremesa.

Después de la comida me dirigí a un parque cercano a la Ciudad Prohibida, tenía ganas de tumbarme en la hierba y descansar un rato. Fue un día en el que mucha gente me pidió hacerme fotos con ell@s, para muestra un botón.




Por la noche quedé con Luca, un amigo de Sebastian al que conocí en Wuhan y que en esas semanas estaba también dando clases de inglés en la capital. De hecho ese era su último día de trabajo en la escuela, y me invitó a cenar con el resto de sus compañeros en una pizzería. Cuando acabamos de cenar le ayudé a mover su equipaje de la que era su casa, a casa de un amigo, y nos despedimos.
A la mañana siguiente quedé con Julie, la amiga de Marco para visitar el Palacio de Verano. En el tiempo que ella llevaba en la ciudad, aun no había ido a visitarlo, así que se ofreció voluntaria para acompañarme. Las distancias en el metro son enormes en la ciudad, y aunque creí haber salido con suficiente tiempo para llegar hacia el punto de encuentro, llegué casi 30 minutos tarde! Julie me estaba esperando en un KFC cercano a la parada de metro, y obviamente no me había esperado para desayunar. Cuando acabé de comer nos dirigimos hacia la entrada del Palacio, y en esa pequeña distancia empezó a lloviznar. Compramos unos paraguas por si la lluvia apretaba y pagamos el boleto completo para acceder a todos los recintos del Palacio. Paseamos largo y tendido por el Palacio de Verano, por los diferentes parques, construcciones, y por el lago.



En China uno se da cuenta de que los planes son solo eso, planes. Aprendes si o si, a improvisar sobre la marcha. No es que fuera de China no pasen estas cosas, pero viviendo en este país te das cuenta de lo diferente que funcionan las cosas… A la mitad de la visita Julie recibió una llamada del trabajo, y a pesar de que ese era su día de fiesta, tras hablar casi media hora por teléfono, me dijo que su jefe la necesitaba para hacer unos trámites, así que tubo que marcharse corriendo.





Los planes para la tarde, después de la visita al Palacio de Verano, eran ir a un KTV con Julie y unas amigas suyas. Me encantaba la idea, pero Julie no pudo tener la tarde libre, así que me quedé sin planes… decidí acercarme a un mercado de la capital donde se venden todo tipo de objetos relacionados con la cultura china, pinturas, cerámicas, objetos de segunda mano, esculturas, antigüedades, … Ese día no había demasiada gente en el Mercadillo, quizás era un poco tarde ya, pero fue interesante pasear por allí y observar a l@s tender@s.
Más tarde quedé con Eric, el chico que conocí en el tren, para cenar 北京烤鸭, Beijing kaoya, o pato Pekín. De nuevo usé la tecnología del teléfono móvil para buscar en internet lugares recomendables a buen precio y calidad. Me habían hablado de el que teóricamente era el mejor restaurante de la ciudad, cerca de la plaza de 天安门,pero no estaba dispuesto a gastarme mucho dinero. En la página web que ojeé aseguraban que para los que buscaran buena relación entre calidad y precio, había otro restaurante, y este era sin duda alguna el lugar al que quería ir. Mirando la carta y ojeando las mesas de l@s comensal@s vecin@s, rápidamente nos dimos cuenta de que habían varias opciones a la hora de probar el pato pekín. Por 180 yuanes te ofrecían una vistosa y espectacular fuente de cerámica con mucha variedad de ingredientes y salsas, las obleas y el pato. Nos decantamos por la opción de unos 90 yuanes que incluía la salsa más usada habitualmente, pepino y cebolleta para condimentar las obleas, y el pato en cuestión. En uno de los rincones del restaurante dos jóvenes se esmeraban en cortar los patos laqueados que iban saliendo de la cocina, a la vista de todo el mundo.



A la mañana siguiente me tocó madrugar ya que a lo largo de esos días habíamos decidido ir a visitar la Gran Muralla China con Ana y Jona. A pesar de que en cada hostal, hotel y agencia de viajes de la ciudad se ofrecían tours guiados hacia los diferentes puntos visitables de la Muralla China, decidimos que no queríamos pagar tanto dinero, y nos aventuramos a ir en bus público. Con su Lonely Planet averiguaron la parada de bus a la que teníamos que dirigirnos para iniciar el trayecto. Cuando llegué allí ellos no habían llegado todavía. Esperaba encontrar algún puesto de comida para desayunar pero en medio de tantos rascacielos no había ninguno, así que pregunté y me indicaron. Iba con un poco de prisa pero aun y así esperé para probar lo que ofrecían en ese stand. Se trataba de una crepe rellena de una salsa, cacahuetes, cebolleta y油条 youtiao, una especie de churro frito salado y sin azúcar.
La crepe ardía, así que no probé bocado hasta reunirme con ellos en la parada de metro acordada. La anterior noche, ellos también habían ido a probar el 北京烤鸭,pero por lo que me dijeron se habían gastado bastante más dinero que yo, y por desgracia a el no lo sentó nada bien la cena ya que aun estaba con retortijones… de camino a la parada de autobuses una señora nos dio una tarjeta en la que se anunciaban tours a las diferentes franjas visitables de la Muralla y aunque no logramos regatearle el precio que ofrecía, nos salía infinitamente más económico hacer el trayecto con ella que con el bus local.

Nos decidimos por la zona de Mutianyu ya que estaba lo suficiente alejada de la capital como para evitar grandes aglomeraciones de turistas, pero a la vez no era uno de los tramos más lejanos de la ciudad. Compramos agua, algo de fruta y más refrigerios para picotear y nos montamos en el coche. A lo largo del trayecto la mujer y el conductor permanecieron muy callados, y nos sorprendió tal contraste ya que a los tres nos pareció que la mujer era un encanto cuando nos convenció de irnos con ella a hacer el tour.

De Wikipedia, “La Gran Muralla China (chino tradicional: 長城, chino simplificado: 长城, pinyin: Cháng Chéng, «Larga fortaleza») o (chino simplificado: 万里长城; chino tradicional: 萬里長城; pinyin: Wànlǐ Chángchéng; literal «la larga muralla de 10.000 Li (里)»; 10,000 li = 8.851,8 km. En China, 10.000 li representan el «infinito») es una antigua fortificación china construida y reconstruida entre el siglo V a. C. y el siglo XVI (Edad Moderna) para proteger la frontera norte del Imperio chino durante las sucesivas dinastías imperiales de los ataques de los nómadas xiongnu de Mongolia y Manchuria.

Contando sus ramificaciones y construcciones secundarias, se calcula que tiene 8851 kilómetros de largo, desde la frontera con Corea al borde del río Yalu hasta el desierto de Gobi a lo largo de un arco que delinea aproximadamente el borde sur de Mongolia Interior, aunque hoy sólo se conserva un 30% de ella.1 En promedio, mide de 6 a 7 metros de alto y de 4 a 5 metros de ancho. En su apogeo Ming, fue custodiada por más de un millón de guerreros.
La muralla fue nombrada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1987. Gran parte de la Gran Muralla tiene fama de ser el mayor cementerio del mundo. Aproximadamente 10 millones de trabajadores murieron durante la construcción.3 No se les enterró en el muro en sí, sino en sus inmediaciones.
El día 7 de julio de 2007 se dio a conocer que la muralla china fue elegida como una de las ganadoras en la lista de Las Nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno. Está hermanada con la muralla romana de Lugo, Galicia, España, también patrimonio de la humanidad.

Los fuertes fueron construidos a lo largo de las paredes, o directamente integrados en las paredes con un sistema de señales de humo para impedir los ataques enemigos. Para lograr la pronta llegada de refuerzos, el ejército hizo uso de la luz, principalmente para la caballería. La Gran Muralla también pasa a través de las principales rutas comerciales, lo que permite el control de las importaciones. Cada torre tiene escaleras únicas y de acceso difícil de manera que confunda al enemigo. Los cuarteles y los centros administrativos fueron ubicados a mayores distancias.”
A medida que nos acercábamos nos dimos cuenta de que estábamos en la dirección correcta ya que un montón de buses turísticos iban en la misma dirección. Fue bonito salir de la capital y ver como el paisaje iba enverdeciéndose más y más hasta divisar la Muralla en una montaña lejana. Cuando llegamos la guía nos dijo que nos esperarían en el aparcamiento al cabo de tres horas. Nos recomendó subir con el teleférico y una vez en la muralla, andar hacia la izquierda hasta llegar al teleférico de bajada o al “tobogán” de bajada. Pero el tramo recorrido por la muralla nos parecía muy corto y a fin de cuentas esa sería posiblemente nuestra primera y última vez en la Muralla, así que decidimos no hacerle caso y una vez en la cima giramos hacia la izquierda para divisar la muralla desde las empinadas torres de vigilancia.

Aunque el día había amanecido un poco nublado, a medida que nos íbamos acercando a la Muralla el sol hizo acto de presencia, y cuando estábamos en plena caminata no parecía haber una nube en el cielo que nos diera un poco de descanso! Así que cuando llegábamos a las varias torres de vigilancia a lo largo del recorrido, aprovechábamos para descansar, tomar fuerzas para el siguiente tramo, o comprar botellitas de agua u otros refrescos. Pregunté a l@s trabajador@s que vendían souvenirs y refrescos, cada día hacían ese recorrido para iniciar su jornada laboral. No era extraño que cuando más lejos del punto de acceso a la Muralla te encontraras, más caras fueran las bebidas que se vendían, aunque los tres alucinamos cuando al rato de comprar una agua por 10 yuanes en uno de los stands, a una pareja de habla inglesa les cobraran 3 veces más por la misma botella!!!
Llegó un punto en el que no nos vimos con más energía para seguir subiendo los empinados escalones y ya habíamos pasado una hora y media, así que decidimos dar media vuelta y dirigirnos hacia el tramo de la muralla a mano derecha.
El descenso se hizo más agradable. En varias ocasiones grupos de turistas chin@s nos pidieron una foto junto a ell@s.

Una vez llegados hasta la torre de vigilancia más lejana nos dimos cuenta de que necesitábamos más de tres horas para regresar a la zona del aparcamiento donde la pareja de guías nos esperaban. Llamé desde mi móvil, y un poco a regañadientes, aceptó que nos quedáramos en la Muralla una hora más de lo acordado.
La Muralla no acababa allí, seguía serpenteando pero no estaba reformada para la visita de turistas. Intentamos caminar un poco por ese trecho, pero la vegetación lo hacía casi imposible. Además, vimos varias heces ¿humanas? en los pocos metros que recorrimos y decidimos retroceder lo antes posible… :S
El tobogán de bajada fue sin duda lo más excitante de la jornada! Después de hacer cola durante 5 minutos nos montamos en un sillón individual de plástico con una palanca para frenarlo. El descenso no duró ni 4 minutos pero volvimos a revivir nuestra infancia 😀 Cuando nos reencontramos abajo, compartimos las experiencias que más nos habían impactado, que si ellos habían grabado con el móvil todo el trayecto, que si mi sillón no bajaba con mucha velocidad al principio pero que luego se aceleró muchísimo, … vaya, muy recomendable para tod@s los que vayáis a ese tramo de la Muralla; imprescindible!



Después de reencontrarnos con la pareja de guías y comprar algunos souvenirs y fruta seca, iniciamos el camino de vuelta hacia la urbe. Al llegar, caminamos por un barrio de hutongs y encontramos un restaurante donde me invitaron a cenar por mis servicios como traductor! haha. No fue la mejor de las comidas pero la compañía fue inmejorable.
Después de una siesta reparadora me dirigí a un restaurante japonés que se encontraba al lado de la boca del metro más cercana a la Guest house en la que me alojaba. Desde fuera parecía un lugar con mucho encanto, y no me equivoqué, por dentro era también asombrosamente bello. Aunque estaban a punto de cerrar, la camarera me atendió con una sonrisa de oreja a oreja, y me decanté por un plato de arroz con pollo, y un pequeño bol con pulpo y wasabi, más picante de lo que pensé!

Llevaba días queriendo ir a una discoteca en la capital, para bailar. Me encanta bailar, me libera, me relaja, pero mis pies no siguieron mis deseos… decidí coger el metro para la zona Olímpica: me habían hablado maravillas de esta área iluminada por la noche! Cuando llegué era ya demasiado tarde, las puertas estaban cerradas y las luces de las diferentes instalaciones apagadas… :/. El ambiente a la salida del metro me encantó, mucha gente joven patinando, y pequeños grupos de gente cantando con pantallas de televisión al estilo del KTV pero al aire libre. Después de ese día solo podía irme a dormir temprano.


Las fotos son del google images.
A la mañana siguiente quedé con Yang. A Yang la conocí hace ya un año y pico en Barcelona a través de una amiga del trabajo.

Yang daba clases de chino en una escuela de idiomas, y desde la primera ocasión en que la conocí pude sentir lo encantadora que era, habladora, preguntona, animándome a hablar en chino, muy risueña! Quedamos en una de las calles antiguas más famosas de la ciudad, repletas de tiendas, souvenirs y comida. Probamos algo muy típico de la ciudad, el yogur de queso! Riquísimo!. Paseamos por ese barrio, junto a un lago. Si a la luz del día las vistas eran fantásticas, Yang me dijo que por la noche ese lago también era precioso ya que se llenaba de gente porque habían un montón de bares con luces rojas rodeándolo.



Al rato nos juntamos con Oscar, un amigo de Barcelona que lleva mucho tiempo en China y comimos juntos en un restaurante chino-musulmán. Fue un encuentro muy divertido, charlamos largo y tendido de lo que estábamos haciendo en la vida, y paseamos hacia una cafetería con terraza, donde nos bebimos un café tomando el sol.

Al acabar de comer me dirigí al Museo de Bellas Artes. Solo una de las plantas estaba abierta al publico, en el resto del edificio estaban preparando las exposiciones, aunque pude colarme para sacar unas fotos. Parecían unas exposiciones muy interesantes!



Para cenar tenía muchas ganas de ir a un restaurante Hong Kong style, así que pregunté por algún restaurante bueno, bonito y barato. Aunque me tomó largo y tendido encontrarlo, y la cola de espera fue larga, me decepcionó no encontrar los deliciosos dumplings de gambas, y la comida no era tan deliciosa como esperaba.
El último día en la ciudad me despedí del hostel y del barrio de hutongs, y con la mochila en mano me dirigí al Museo Nacional de China. Óscar me había hablado de unos posters de la Revolución Cultural que merecían mucho la pena, pero si estaban allí no los supe encontrar… El museo me pareció un poco redundante, demasiado político. Las exhibiciones más interesantes eran la de esculturas africanas, y una expo de fotografías. Al acabar la visita me dirigí a la estación de trenes del este para tomar el tren de vuelta a Wuhan.





Desde el blog os agradezco a tod@s por vuestra hospitalidad! Muchas gracias y hasta pronto!
Cuando llegué a Xiantao Regina y Kathrine, dos chicas de Dinamarca, habían llegado al piso, y como Liina seguía de viaje en Zhangjiajie, estuve con ellas llevándolas de paseo por la ciudad, enseñándoles los lugares a los que ir a comer,… A los pocos días hicimos una cena con el resto de l@s profesor@s de la escuela, en un restaurante cercano. Se quedaran en Xiantao un total de 6 meses!
